viernes, 6 de mayo de 2011

NOCHES DE ANGUSTIA

Ahora no tengo ganas de pensar, hace cuatro noches que no duermo y me da miedo volver al hospital, porque no sé lo que me encontrare allí. Después de lo ocurrido no tengo ganas de nada, me siento como si me hubiera pasado una manada de elefantes por encima.
Todo empezó aquel día de marzo, que amanecía con un sol esplendido. Después de desayunar me dirigí al colegio como cualquier día. Cuando estaba en clase de Geografía, momentos antes de que el profesor nos diera el resultado del examen que habíamos hecho la semana pasada, alguien tocó la puerta. Era el conserje, que pedía por favor al profesor que saliera un momento. Instantes después, era a mí a quien solicitaban que saliera al pasillo. Junto a ellos, estaba mi tía. Enseguida pensé que algo malo pasaba. Fue el profesor quien me dijo que mi padre estaba en el hospital de Cruces, porque se había encontrado mal en el trabajo.
Rápidamente, acompañado de mi tía, cogimos un taxi. El viaje se me hizo eterno, no dejaba de pensar que pasaría si a mi padre le pasara algo grave. En recepción del hospital nos informaron que mi padre se encontraba en observación. Me dejaron entrar acompañado de mi tía por ser menor de edad y allí estaba mi padre, me alivió verle tranquilo. Nos contó que estando en el trabajo, sintió que se mareaba y los compañeros habían optado por llamar a una ambulancia.
Mi tía habló con el médico y luego me contó que mi padre tendría que quedarse ingresado unos días para hacerle unas pruebas para descartar cualquier enfermedad grave.
Hoy es el día, si todo va bien, le darán el alta, ha estado ingresado cuatro días y aunque cuando le he ido a visitar, le encontraba bien y animado, durante las noches no he dejado de pensar que ocurriría si él me faltara.

2 comentarios: